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martes, 30 de octubre de 2012

Sistema Endocrino:... Todo bajo control



Aunque sobre todo nos acordamos de nuestras hormonas y metabolismo cuando decidimos adelgazar o cuando sufrimos algún trastorno sexual, lo cierto es que debemos ser conscientes de la importancia de nuestro sistema endocrino en otros tantos aspectos de nuestra vida.


El equilibrio hormonal es muy delicado y mantenerlo es fundamental para nuestra salud. Hoy por hoy estamos expuestos a muchas sustancias que pueden alterar o romper ese equilibrio hormonal, por eso, como primer paso, debemos comprender su funcionamiento.


Junto con el sistema nervioso, nuestro sistema endocrino (o sistema hormonal), controla multitud de funciones corporales relacionadas con nuestro metabolismo, sexualidad, aspecto físico, apetito, sueño, digestión, vitalidad, estado anímico, fertilidad, etc.

 El sistema endocrino está formado por glándulas endocrinas y por hormonas.


Glándulas endocrinas:


       Hipotálamo: es una glándula del tamaño de una alubia, que se encuentra alojada en el centro interior del cerebro. Pertenece al sistema nervioso central porque contiene neuronas que coordinan por ejemplo la temperatura corporal, la presión arterial, la sed, el hambre o algunas emociones. También pertenece al sistema endocrino, ya que segrega hormonas liberadoras que a su vez se encargan de regular la secreción hormonal de la pituitaria.

     Pituitaria o Hipófisis: Está situada justo debajo del hipotálamo y es considerado como el centro de coordinación del sistema endocrino porque libera hormonas muy importantes que intervienen en procesos vitales como el crecimiento (hormona GH), el parto (oxitocina y posteriormente la prolactina), la estimulación de la tiroides (hormona TSH), la glándula suprarrenal (ACTH), los ovarios o testículos (hormonas FSH y LH) y la función de los riñones (hormona ADH).

&nbs riñones y se encargan de segregar hormonas como el cortisol, la aldosterona, la testosterona o la adrenalina.

  Páncreas: el páncreas es un órgano que entre otras funciones se encarga de algo tan importante como segregar insulina para controlar el nivel de glucosa en sangre.

   Gónadas (ovarios y testículos): en cada caso, ovarios en mujeres y testículos en los hombres, se encargan de segregar hormonas sexuales que a su vez nos otorgan las características físicas que diferencian hombres y mujeres. También son responsables de la libido, de la menstruación, de la formación de testículos y del buen desarrollo del embarazo.

Hormonas:

Las hormonas son sustancias químicas que recorren nuestro organismo, transportadas por la sangre, para cumplir una o varias funciones específicas.
Son segregadas por las glándulas endocrinas cuando estas reciben un estímulo, por ejemplo cuando sentimos miedo, o también cuando a reciben el mensaje de que cierta hormona ha disminuido su volumen en sangre. También hay hormonas que son segregadas directamente en el duodeno, en el corazón o en los músculos.

Las hormonas transmiten un mensaje químico que se corresponde con una célula o tejido “diana”, es decir, con un receptor capaz de “comprender” el mensaje de esa hormona para que así pueda tener lugar un cambio fisiológico o cualquier otra reacción química específica de esa hormona y ese receptor.

Como funcionan como mensajeras, su función es parecida a la de los neurotransmisores del sistema nervioso o a las feromonas, que son como hormonas que funcionan a distancia, ya que nos hacen interactuar con otros seres, siendo responsables por ejemplo del amor a primera vista.
Las hormonas pueden formarse a partir de lípidos (grupo de hormonas esteroides), a partir de aminoácidos simples o a partir péptidos, es decir, cadenas de aminoácidos. A este último grupo pertenecen por ejemplo la melatonina, la adrenalina o la insulina.


¿Quién regula la secreción hormonal? ¿Cómo se regula su equilibrio?

Los mecanismos de regulación de las hormonas son muy eficaces, complejos y delicados, ya que un leve aumento o déficit de la cantidad de determinadas hormonas en nuestro organismo puede causar trastornos graves.

Para hacernos una idea de la importancia de este equilibrio, el gigantismo está producido por un fallo en la secreción de la hormona GH (o somatotropina), la enfermedad de Cushing está causada por un exceso de cortisol, causado a su vez por un fallo en la secreción de ACTH (adrenocorticotrópica) o el hipertiroidismo por un fallo en la TSH (tirotropina), entre otras tantas enfermedades de origen hormonal.

La secreción de hormonas está autocontrolada por el mismo sistema endocrino, mediante unos procesos que se denominan “retroalimentación” o “feedback”.

Existe un nivel óptimo para cada hormona en el organismo, así como para sustancia química que lo compone, y cuando su volumen en sangre se encuentra por debajo de ese nivel, la glándula correspondiente aumenta la secreción de dicha hormona, esto es feedback positivo.

Por el contrario, si la cantidad de determinada hormona (u otra sustancia) supera su nivel adecuado en sangre, el mensaje químico llega a la glándula que inhibirá inmediatamente la secreción de esa hormona, o segregará una hormona que rebaje el nivel de esa sustancia, esto es feedback negativo, que es el mecanismo más común.

Aunque este mecanismo parece sencillo a simple vista, en realidad es extraordinariamente complejo, y en él intervienen diferentes hormonas, aminoácidos y otros tantas variables que interactúan dando lugar a un engranaje perfecto aún hoy imposible de comprender del todo.

El peligro de alterar el equilibrio hormonal

Por ejemplo cuando el nivel de glucosa aumenta en sangre por encima de su nivel saludable, el páncreas segrega insulina que reduce rápidamente los niveles altos de glucosa en sangre, que resultan tan peligrosos para nuestro organismo. Pero como queda un residuo de insulina en la sangre, nuestro organismo nos pedirá un poco más de azúcar para compensarlo, y ahí comienza el círculo vicioso que hace que cuanto más azúcar consumimos más queremos consumir.

Este mismo proceso de regulación se aplica a otras tantas sustancias químicas en nuestro organismo, y esto unido a la extraordinaria capacidad de nuestro metabolismo para adaptarse a nuevas circunstancias, es una de las causas de la dependencia y el efecto rebote en muchos tratamientos. Por eso por ejemplo cuando tomamos melatonina, que regula los ciclos de sueño entre otras cosas, nuestro organismo detectará que los niveles de melatonina están cubiertos, o incluso rebasados, por eso no solo dejará de producir melatonina propia, sino que es posible que intente contrarrestar el exceso.

Por todo esto, cabe destacar que no se deben tomar hormonas u otras sustancias que afectan al funcionamiento del sistema nervioso o endocrino sin que exista una trastorno grave para ello (lo que sabrá diagnosticar un especialista responsable), ya que literalmente sustituyen y anulan nuestras funciones fisiológicas naturales, pudiendo estas quedar atrofiadas a largo plazo.

Los pesticidas o fertilizantes químicos que contaminan nuestro alimento, agua, tierra y aire, así como infinidad de residuos tóxicos que nos dejan los medicamentos y los metales pesados que acumulamos en nuestro organismo debido a la contaminación, ponen en serio peligro nuestro delicado equilibrio hormonal.

Una pequeña muestra de este problema son las alergias, que afectan de alguna manera a más del 25% de la población mundial, cifra que se estima que llegará a duplicarse para el 2015. La alergia se produce porque nuestro organismo detecta que está en peligro y segrega histamina, que causa los típicos síntomas que conocemos por ejemplo por la alergia primaveral. La histamina no es una hormona, sino un neurotransmisor ya que “trabaja” para el sistema nervioso.

 Otra muestra del peligro de los desequilibrios hormonales en nuestro organismo es la esterilidad femenina o masculina que afecta también a una gran parte de la sociedad, aumentando las cifras cada año a un ritmo muy preocupante.

Corticoides, cortisol y cortisona: qué son y cómo afectan a tu organismo

Tu cuerpo produce estas hormonas corticoides de forma natural, por eso es muy peligroso romper su equilibrio.

Debido al gran aumento de población con alergias y otras enfermedades más o menos graves, la cortisona se ha convertido en un medicamento clave en nuestra sociedad, pero como tantos otros medicamentos sintéticos, no está exento de controversia y daños adversos que debemos tener muy en cuenta sobre todo antes de la administración en niños y organismos débiles, ya que se relaciona el uso de estos fármacos directamente con la osteoporosis, déficit de crecimiento infantil, déficit del sistema inmune, insomnio, cataratas, gastritis, hipertensión, etc.
 
 
Los corticoides naturales en nuestro organismo

  Los corticoides o corticoesteroides son un grupo de hormonas del grupo de los esteroides que segrega nuestro organismo de forma natural. Se producen en las glándulas suprarrenales (situadas encima de cada riñón), y su producción está controlada por una parte de nuestro cerebro llamada hipófisis. Recordemos que la hipófisis o glándula pituitaria (que depende del hipotálamo) se encarga de regular la secreción de hormonas fundamentales para nuestro organismo, como la ACTH que estimula la corteza suprarrenal para que produzca hormonas como los esteroides.

Tanto el cortisol como la cortisona son hormonas del grupo de los corticoides (esteroides), que se generan a partir del colesterol, y como hemos dicho, se forman en las glándulas suprarrenales.
Aunque cada una de estas dos hormonas tiene actividades específicas, podríamos resumir así sus funciones en nuestro organismo:

       Son hormonas segregadas para controlar nuestros sistemas de emergencia. Regulan la capacidad de reacción de nuestro organismo ante una crisis o ataque. Igual que la adrenalina, son hormonas fundamentales en casos extremos desde un punto de vista emocional o físico.

       Se encargan principalmente del metabolismo de proteínas, carbohidratos y grasas para obtener glucosa (energía para el organismo).

        Regulan el equilibrio de agua y electrolitos (iones de sales minerales como el potasio o el sodio) en nuestro cuerpo.

       Aumenta los niveles de glucosa en sangre. Esto puede producir diabetes, ya que inhibe la secreción de insulina

        Suprimen la actividad de nuestro sistema inmunológico. Por ejemplo cuando aumenta la cantidad de cortisol y adrenalina en sangre (por el estrés entre otras causas), disminuye drásticamente la cantidad de glóbulos blancos que protegen nuestro organismo.

        Además de estas tareas principales, el cortisol y la cortisona intervienen en otros tantos mecanismos fisiológicos, como la presión sanguínea o la fertilidad.

        El cortisol puede aumentar hasta 10 veces su nivel en el organismo en casos de estrés, por lo que también es conocida como la “hormona del estrés”.

        La cortisona tiene un leve menor efecto antiinflamatorio que el cortisol ya que 20mg de cortisol equivalen a 25mg de cortisona aproximadamente. En nuestro organismo de forma natural tenemos menores niveles de cortisona que de colesterol.


Los corticoides como medicamentos: pros y contras



Sin duda, los corticoides como medicamentos han supuesto un gran avance en la medicina y su aplicación en muchos casos puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte, no obstante, es un medicamento peligroso y con muchos efectos secundarios variados, por lo que deberían tomarse solo en casos de extrema necesidad, como crisis agudas, y por periodos cortos y controlados en el tiempo.

Algunos medicamentos sintéticos basados en corticoides reciben el nombre de dexametasona, prednisolona, hidrocortisona o metilprednisolona.

Se utilizan para tratar alergias, dolencias inflamatorias como la artritis, afecciones de la piel de causas desconocidas como la psoriasis, enfermedades autoinmunes como el lupus, también como broncodilatador en casos de asma, como descongestionante nasal en caso sinusitis o para prevenir rechazos en transplantes de órganos, entre otras cosas.

Debemos destacar que estos medicamentos no curan, sino que neutralizan los síntomas o las molestias de la enfermedad, que pueden ser leves, moderados, graves o mortales.
 
 Por otro lado, hemos de saber nuestro cuerpo cuenta con mecanismos de autocuración para casi todo tipo de enfermedades, ya que tenemos un sistema inmune muy evolucionado y poderoso, siempre que se cuide como es debido y se le permita actuar. “Tapar” los síntomas de una enfermedad a cualquier precio, debilitando o desequilibrando nuestro organismo, seguramente nos producirá más enfermedad a corto o largo plazo.

 Tengamos en cuenta también que una buena alimentación y la prevención es el mejor medicamento con el que contamos, y además existen otros métodos paliativos o curativos alternativos a la farmacopea, que si bien no actúan tan rápidamente como los corticoides sintéticos, pueden ayudarnos a sobrellevar los incómodos síntomas y a la larga protegerán nuestra salud e incluso eliminarán la enfermedad.
Por ejemplo, la caléndula pura es uno de los mejores productos naturales para tratar los problemas de la piel tipo psoriasis, y aunque para obtener resultados se debe ser constante y paciente, a la larga protegerá y regenerará nuestra piel sin causar ningún daño a nuestra salud general.

 Los problemas con la administración de corticoides sintéticos pueden derivar tanto de su uso como de su abandono, es decir por el “efecto rebote” que causa en nuestro organismo.
Tanto la cortisona como el cortisol son hormonas necesarias y vitales en nuestro organismo, y su cantidad en sangre es regulada por un complejo sistema que controla el hipotálamo (en el cerebro). 

Cuando ese equilibrio se ve roto, literalmente puede ocurrir cualquier cosa con nuestras funciones corporales. 

Debemos insistir en que los mecanismos de equilibrio hormonal en nuestro organismo son muy delicados, exactos y complejos, tanto que aún no se conocen bien a pesar de numerosos estudios, pero lo que está claro es que una vez se produce el desequilibrio por exceso o defecto de una hormona, volver a recuperar la armonía es muy difícil y conlleva muchos trastornos. 

El "efecto rebote" se produce porque cuando administramos corticoides de forma artificial, nuestro organismo deja de segregarlos o producirlos intentando mantener el equilibrio natural, por eso no se pueden dejar de administrar estos medicamentos “de golpe”, ya que nuestro cuerpo se vería desprovisto de estas necesarias hormonas de un momento a otro, lo que produciría graves síntomas.

En la mayoría de los casos, y dependiendo del estado de salud o la fortaleza de cada organismo, aunque vayamos disminuyendo la dosis de corticoides artificiales poco a poco siguiendo las recomendaciones médicas, se suelen sufrir efectos secundarios más o menos graves ya que ningún médico ni industria farmacéutica podrá definir con exactitud las necesidad que tiene nuestro organismo de estas hormonas en cada momento determinado, por lo que será muy fácil sobrepasar o no llegar a cubrir esas necesidades, produciéndose en consecuencia desequilibrio y enfermedad.

Hoy por hoy es muy común que los médicos receten corticoides para tratar por ejemplo dermatitis en los niños o incluso bebés. Sobra decir los riesgos que suponen para el niño estas prácticas, ya que puede alterar su sistema inmunológico por mucho tiempo, y por supuesto alterar su equilibrio hormonal por mucho que se sigan las recomendaciones médicas. Con esto no queremos decir que no existan casos realmente graves en los que la administración de corticoides esté justificada, pero desde luego no en todos los casos.
Es muy común encontrarse con niños de menos de un año de edad con problemas de dermatitis, alergias o asma, a los que además se les suman otros problemas en su sistema inmunológico, problemas de crecimiento y otros tantos, derivados por los tratamientos con corticoides que se les administraron. Además de causarles peligrosos efectos secundarios, seguirán con dermatitis, asma o alergia (si es que no eran producidas por circunstancias puntuales), ya que el tratamiento de corticoides que se les administró no sirve para curar dichas enfermedades, solo para aliviar el picor o la inflamación que causan.

La osteoporosis está íntimamente relacionada con el uso de corticoides sintéticos, ya que estos inhiben la absorción del calcio y provocan su expulsión. Además de la osteoporosis en adultos, el consumo de corticoides tiene relación con problemas de crecimiento en niños.

El síndrome de Addison está producido por la falta de cortisol en el organismo, produce debilidad, pérdida de peso, problemas intestinales, dolor muscular, vómitos y baja presión arterial.

El síndrome de Cushing está ocasionado por el aumento de cortisol. Produce obesidad, hipertensión, diabetes, fatiga, ansiedad, trastornos de humor, estrías, “cara de luna” y fragilidad capilar.

El uso de esteroides en algunos deportistas pueden producir estas enfermedades derivadas del desequilibrio hormonal u otras neuro-psicológicas como la anorexia o la vigorexia.


Conclusiones:

Una vez más debemos insistir en la importancia de proteger nuestra salud por encima de todo, y el equilibrio hormonal es una parte imprescindible para mantener la salud. Existen muchos métodos alternativos a los que podemos recurrir antes de tomar corticoides, no obstante, por supuesto, debemos contar con ellos en casos graves, déficit de dichas hormonas, crisis agudas o algunas intervenciones quirúrgicas; pero en ningún caso debemos recurrir a estos fármacos de forma habitual cada vez que sintamos congestión nasal, inflamación articular, problemas respiratorios ocasionales o dermatitis moderada o leve, ya que las consecuencias pueden ser desastrosas para nuestra salud.

Siempre debemos confiar en el poder de auto curación de nuestro organismo y podemos ayudarle en su tarea fortaleciéndolo o tomando por ejemplo algunas plantas medicinales excelentes, pero si sustituimos a nuestros mecanismos de defensa naturales y anulamos nuestro sistema inmunológico no haremos sino perjudicar nuestra salud quedando expuestos a nuevas enfermedades y cada vez más graves.

Melatonina y Serotonina, sueño y bienestar pero de forma natural

Cuidado con los “suplementos alimenticios” que en realidad son fármacos adictivos...

 
Melatonina

 Es una hormona segregada por la glándula pineal de nuestro sistema endocrino y se encarga entre otras cosas de regular nuestro “reloj biológico”, ya que nos hace conscientes del tiempo y sus ciclos.

Nos provoca sueño por la noche, cuando aumenta la cantidad de melatonina en nuestro organismo, y nos hace despertar por la mañana cuando disminuye.

 La melatonina estimula la secreción de la hormona del crecimiento, por eso crecemos mientras dormimos, cuando los niveles de melatonina son altos, y por eso con 10 años, cuando aún estamos creciendo, necesitaremos dormir más que con 30 años.
 También interviene regulando nuestro apetito y determinando la producción de gonadotropinas, que son las encargadas del desarrollo y el funcionamiento de ovarios y testículos. Pero además se siguen estudiando otras tantas funciones que están aún sin determinar. Por ejemplo recientemente se ha descubierto que la melatonina actúa como un potente antioxidante combatiendo los radicales libres. También que mejora el sistema inmunológico ayudando a inhibir algunas infecciones.
Comenzamos a segregar melatonina al comienzo de la pubertad, y en nuestra vejez los niveles de melatonina son mucho menores, de ahí que un chico con 15 años tenga la necesidad de dormir muchas más horas que un adulto de 70 años.

La melatonina no es una hormona exclusivamente humana, sino que se encuentra en los animales también para regular sus ciclos de sueño, migración, hibernación, sexualidad y ciclos reproductivos.

Insomnio y el peligro de tomar melatonina

Últimamente está muy de moda consumir serotonina o melatonina como suplemento alimenticio que se puede conseguir fácilmente sin ningún control médico, por eso, una vez más hacemos hincapié en la peligrosidad de este hecho, siempre desde nuestro punto de vista y experiencia.

Es fácil romper nuestro delicado equilibrio hormonal, ya que al tomar un suplemento de melatonina nuestro organismo puede detectar que los niveles de esta hormona están cubiertos, o incluso rebasados, y por eso podrá dejar de producir suficiente melatonina propia, e incluso es posible que intente contrarrestar el exceso o llegue a desequilibrar su secreción “normal”, por lo que se suele producir después el temido "efecto rebote".
Por eso, recomendamos recurrir a la melatonina en casos puntuales, ya que es un suplemento hormonal (no dietético), y solo cuando se detecte un déficit en su producción, después de descartar otros tratamientos menos invasivos y siempre bajo la supervisión de un profesional.
Luz, melatonina, serotonina y bienestar

Hoy por hoy no se conoce exactamente el funcionamiento de la glándula pineal (que segrega la melatonina), pero lo que sí se sabe es que se ve estimulada por la oscuridad, por eso la noche comienza a segregar melatonina que nos induce al sueño. 
 La luz del sol es captada por nuestras retinas llegando a la glándula pineal que interrumpe la producción de melatonina, interrumpiendo así la sensación de sueño.
 En lugares del mundo donde los inviernos son muy largos y oscuros, tanto que prácticamente hay ausencia de luz solar, los índices de depresión se disparan por lo que se conoce como desorden afectivo estacional. 

La luz artificial no es capaz de sustituir la función de la luz solar, pero existen unas lámparas especiales que se utilizan para realizar tratamientos de fototerapia en las estaciones oscuras de algunos países.

La serotonina también se ve afectada por la luz solar, ya que algunos estudios han determinado que en las estaciones con menos sol los niveles de serotonina son menores que en las estaciones más soleadas.


Conclusiones

La falta de serotonina, aumenta nuestra necesidad de ingerir alimentos ricos en hidratos de carbono, como los dulces, el chocolate, pasta, pan... por eso la mala alimentación o el sobrepeso suelen ser un síntoma más del bajo estado de ánimo.

La felicidad ayuda a mejorar la salud. La serotonina son neurotransmisores que se encuentran en el sistema nervioso central y que influyen en el estado de ánimo de una persona. Si el nivel de serotonina es alto, se siente placer y bienestar, pero si su nivel es bajo, cambia el humor, crece la ansiedad y el deseo de comer harinas.

Desayunar una hora después de levantarse es una de las principales causas de tener la serotonina baja.

Para que el cuerpo produzca serotonina (hormona de la felicidad) se necesita del aminoácido triptófano, que se encuentra en:

- Lácteos y huevo: contienen grandes cantidades de triptófano.

- Frutos secos: poseen triptófano en su composición química, como las almendras, avellanas y nueces.

 - Carnes: como el pescado, pollo y sobre todo la de pavo (preferiblemente orgánico), contienen grandes cantidades de triptófano que favorecen a la formación de serotonina.

 - Semillas de Lino: contienen grandes cantidades de triptófano y ácidos grasos Omega 3, que también favorece a mejorar el estado de ánimo.

- Plátano (Banana): es un sedante natural para el cerebro y entra dentro del grupo de alimentos que levantan el ánimo.

 - Avena: tiene un alto contenido de fibra, proteínas e hidratos de carbono, que ayuda a reducir la ansiedad.

 - Leche de soja: contiene proteínas y proporciona una buena cantidad de triptófano al cerebro.






Si tienes alguna inquietud, algún testimonio o sugerencia déjanos un comentario o envíanos un e-mail a janettedeparmentier@gmail.com

 





1 comentario:

  1. Muy completo su artículo, interesante me gusto, si obtuve lo que buscaba. Me sirve de referencia.
    Gracias. Saludos

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